NADA
El tiempo pasa silencioso
con un pasar de agua nocturna,
y ve mi frente taciturna
y ve mi pecho sin reposo.
En ese tiempo silencioso
hundo mi voz de agua nocturna:
pongo la frente taciturna,
reposo el pecho sin reposo.
Guardo mi pena en el penario.
Guardo mi alma en el almario.
Guardo mi voz como una espada.
Ya nada tengo, nada quiero.
Ya nada busco, nada espero.
Nada.
Y yo era rico. Yo tenía
una guitarra de agua pura,
un ruiseñor en la espesura
y el gran fulgor del mediodía.
Pero perdí lo que tenía;
el ruiseñor y el agua pura
y la guitarra y la espesura.
Se me hizo noche el mediodía.
Pido limosna. Pero en vano
tiendo la voz, abro la mano.
¿Comprende usted desmemoriada?
Ya nada tengo, nada espero.
Ya nada busco, nada quiero.
Nada.
Nicolás Guillén